martes, 29 de junio de 2010

Ojo Pipi

Ojota, Hojaldre, Ojito.
Sigo extremadamente asombrada de las coincidencias de esta bendita vida.
"Yo no creo en las brujas, pero que las hay, las hay".
Sí, claro. Las hay, y cuántas. Brujas buenas, malas, mas o menos; jabrus, brujildas, brujillas, etc.
Decido irme, borrarme por sólo unas horas y SIEMPRE, SIEMPRE aparecés, vos abandonador, de una u otra manera.
Salgo con B, por primera vez, toda la emoción, toda la sensación, toda la emoción. Entro a mi casa, desatada, me cambio, tiro todo en la cama, me pruebo mil ropas hasta que elijo lo más original que tengo que es "el uniforme negro" pollera, remera, sweater, tapado. NEGRO. Bien, me alisto, cartera, documentos, celular, puchos, llaves. "Me voy, que llego tarde". Cierro la puerta ¿y qué pasa? La cerradura de la puerta de mi casa, se rompe. No caigo en la cuenta del valor simbólico que tiene ese suceso dada la emoción de la salida con B, y sigo mi camino. En el trayecto hacia el lugar de encuentro, un mensaje "¿Ya llegó?" (ah me olvidaba, sí, me trata de usted) "En camino" mi respuesta que se hizo esperar dos o tres segundos. "Tengo una ligera demora, 5 a 7 minutos" y no respondí más.
Los peores 5 a 7 minutos que podía haber, ya que en esos minutos descubrí el valor del suceso de la cerradura. Vos, no me devolviste la llave de mi casa y mi cerradura se rompió, justo el día que decido comenzar a aletear.
Sí, tengo una visión muy rebuscada, pero, todo bien... eso algo significa.

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